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Duelo

 El duelo es el proceso natural

Sobre el Duelo

         El duelo es el proceso natural que vivimos cuando perdemos algo o a alguien importante para nosotros. Puede ser la muerte de un ser querido, una separación, la pérdida de un trabajo, un cambio de ciudad o incluso el final de una etapa de la vida. No se trata solo de tristeza: el duelo es una reacción humana y saludable ante la pérdida.

Cada persona vive el duelo de una forma diferente. Algunas personas lloran mucho, otras se sienten vacías o en shock. Hay quienes necesitan hablar constantemente de lo ocurrido, y otras prefieren el silencio. No hay una forma “correcta” de vivirlo; cada experiencia es única y depende de la historia, los vínculos y la manera en que cada uno aprende a afrontar el dolor.

Durante el duelo pueden aparecer muchas emociones: tristeza, rabia, culpa, miedo, confusión o incluso alivio en algunos casos. Todas son válidas y forman parte del proceso. También es normal tener altibajos: hay días mejores y otros más difíciles. A veces sentimos que avanzamos, y de pronto, un recuerdo o una fecha especial nos hace volver a sentir la pérdida con fuerza. Esto no significa retroceder, sino que estamos sanando poco a poco.

Pasar por un duelo no significa olvidar. Significa aprender a vivir de una manera distinta, integrando la pérdida en nuestra vida y encontrando un nuevo equilibrio. Con el tiempo, el dolor se transforma: deja de ser una herida abierta para convertirse en una cicatriz que nos recuerda lo que fue importante, pero ya no duele del mismo modo.

La psicoterapia puede ser de gran ayuda durante este proceso. En un espacio seguro y sin juicios, donde puedes expresar tus emociones y comprender lo que estás viviendo. El objetivo no es olvidar ni “superar” la pérdida rápidamente, sino aprender a integrar el dolor, darle un lugar y seguir adelante sin sentirte atrapado por el sufrimiento.

Durante el proceso terapéutico, te acompañaré paso a paso. En las primeras sesiones, se explora cómo fue la pérdida, qué significado tiene para ti y cómo está afectando tu vida diaria. Se da espacio a las emociones que surgen —tristeza, culpa, enojo, miedo o confusión— y se validan sin presión ni prisa. Muchas veces, simplemente poder hablar y sentirse escuchado con empatía ya representa un alivio enorme.

A lo largo de la terapia, se trabaja en reconocer y aceptar la realidad de la pérdida, en expresar el dolor de manera saludable y en reconstruir el vínculo con lo que se ha perdido de una forma diferente, más serena y amorosa. También se abordan los cambios en la rutina, la identidad o los proyectos de vida que pueden venir tras una pérdida importante.

Utilizaré diferentes herramientas, según tus necesidades: técnicas de relajación, escritura terapéutica, visualizaciones, trabajo con recuerdos significativos o ejercicios para fortalecer los recursos personales. En algunos casos, también trabajo con rituales simbólicos que ayudan a despedirse o a honrar lo vivido, lo cual puede ser profundamente reparador.

Con el tiempo, el dolor se transforma. La terapia te ayuda a reencontrar el sentido, recuperar la energía emocional y construir una nueva relación con el recuerdo de lo que perdiste. No se trata de dejar atrás, sino de seguir adelante llevando contigo lo aprendido, desde la aceptación y la paz interior.